Escogí ese título para la primer entrada del blog, no porque el imaginario Ernesto tenga directamente algo que ver con el Derecho, sino por lo adecuado que es Oscar Wilde para ilustrar mi idea; pues aunque si bien no es mi autor favorito, debo reconocer que él tenía esa redacción perfecta, sabía utilizar como nadie las palabras para en muy poco, decir mucho, y esa es una cualidad que todo abogado debe tener.
Algunas veces me topo con la indecisión de los jóvenes para estudiar la carrera de leyes, no saben si su espíritu justiciero es bastante para optar por el Derecho; yo respondo esa pregunta con otra – ¿te gusta leer? Porque si no es así, mejor estudia otra cosa. Y el meollo no se reduce a leer y escribir, porque eso lo hacen todos, sino a redactar con propiedad tus Conceptos de Impugnación para que éstos toquen el ánimo del juzgador a tu favor, y triunfes.
Mi intención no es juzgar a mis colegas y estudiantes respecto a su redacción, es motivarlos a que hagan de las palabras un arma a su favor y no en su contra, ¿no queremos ser mejores cada día? ¿obtener siempre fundados y operantes? Espero no estemos cegados ya por el ego que rodea nuestra profesión, y no sea la falsa perfección y popularidad lo que icemos como bandera, sino la calidad de los servicios que brindamos a nuestros clientes.
La redacción aunque es cuestión de estilo, en materia jurídica debe ser lo más limpia y profunda posible, debe atacar el fondo del problema y no desviarse en cantaletas de ilegalidad; en resumen, debes convencer sin aburrir. La cuestión de ortografía es básica para un abogado, sí, es posible que perdonemos errores ortográficos en algunas situaciones, pero sin llegar jamás a perdonarnos no saber conjugar adecuadamente el verbo haber.
Además, aprendemos todo el tiempo de lo que leemos, así que la oralidad no viene a menospreciar a la escritura, pues esas escenas de Hollywood como donde Tom Cruise interroga al testigo y magnifica una importante fase procesal de un juicio, fue primero un guión escrito con propiedad, con puntos y comas que le permitieron al actor, primero memorizarlo y después representarlo; así nosotros, primero debemos investigar, interpretar, subsumir y después representar nuestro papel en éste teatro que se llama Derecho.